Un peregrino me escribió la semana pasada indicándome que, en la guía del Camino del Norte (Costa y Primitivo) de la Editorial Buen Camino había señalado que la hospitalera del albergue de peregrinos de Cornellana se llamaba Blanca, y no Gloria como es en realidad.
Gracias a este peregrino descubrí este duende (yo sabía que se llamaba Gloria; no sé de dónde me inventé lo de Blanca). Le llamé a Gloria para pedirle disculpas y me explicó que, prácticamente desde que publicamos la guía, todos los días le llamaban peregrinos preguntando por Blanca. Así que, con espíritu positivo, responde ya a ambos nombres.
La verdad es que es una gran hospitalera. El refugio de Cornellana estaba algo abandonado y, desde que lo lleva, todo ha mejorado. Se nota especialmente en los detalles: las mantas, la calefacción, la limpieza, el jabón en el baño o el papel higiénico, la limpieza en dormitorios y cocina… queda patente que hay alguien detrás del albergue cuidándolo con mimo. El sábado que viene estaré con ella. Con Gloria.
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Monasterio de Cornellana, que acoge el albergue de peregrinos, y la hospitalera Gloria. Foto: C.M. |
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